NOTICIA PUBLICADA EN "EL DIARIO MONTAÑES DIGITAL" EL 24.04.14 - 11:21 -
Maderas con clavos enterradas en el suelo o alambres colocados estratégicamente -incluso a la altura del cuello- son algunas de las amenazas para los amantes de las dos ruedas en el campo.
Para muchos, la bicicleta de montaña ha dejado de ser un deporte en el que se disfruta del aire libre para pasar a convertirse en un deporte de riesgo. Y no por la peligrosidad de los caminos ni por la velocidad a la que bajan por las prolongadas pendientes ni por la complejidad de las rutas. El verdadero peligro para los aficionados a este deporte son las trampas que se encuentran en los caminos.
No es una práctica generalizada, pero cada vez son más los casos en los que se denuncia la aparición de estas trampas en senderos y caminos. Muchas de ellas tienen el objetivo de dificultar el paso, de provocar averías en las bicicletas -también en motos y quads-, pinchazos o rotura de radios, pero algunas pueden llegar a causar lesiones más graves a los ciclistas.
Maderas con clavos enterradas en el suelo, alambres colocados estratégicamente entre árbol y árbol -en algunas ocasiones a la altura del cuello-, piedras ocultas para provocar impactos e incluso barras de metal semienterradas en la tierra son algunas de estas supuestas trampas, potencialmente peligrosas para los ciclistas pero también para cualquier persona que disfrute de un paseo por la montaña o caminos rurales. "Es incomprensible que haya gente que se dedique a poner trampas que puedan hacer tanto daño a una persona", señala Jorge Torres, un aficionado a la bicicleta de montaña.
"En Galicia me he encontrado tablas con clavos en punta en lugares estratégicos y muy ocultos. La lluvia está sacando en los últimos días algunas de las que permanecían enterradas", señala José Manuel, miembro del club DHG de Sarriá. "Lo peor es que muchas aparecen por caminos en los que va cualquiera, desde el que quiere hacer enduro, MTB o simplemente pasear con su bicicleta".
La federación, al margen
"En los últimos meses he tenido constancia de más quejas de lo habitual por parte de los compañeros", reconoce Jorge, que se siente un "afortunado" por no haberlo sufrido en primera persona.
En la Federación Española de Ciclismo reconocen que es un problema que sufren los aficionados al mountain bike que no participan en competiciones controladas: "No sabemos nada de estos casos porque nosotros nos centramos en competiciones en circuitos cerrados", aseguran.
Hay quienes señalan que el aumento de trampas en los montes se debe a una lucha entre los cazadores y los propios ciclistas. "Algunos se meten en cotos privados de caza o fincas privadas, y ahí es donde aparecen los problemas, pero yo si veo un cartel de prohibido el paso no lo hago. No sé si otros lo harán, pero yo prefiero evitarlo por precaución", señala José Manuel.
Los cazadores, por su parte, se limitan a defender que actúan "siempre como dice la ley". "Indicamos las zonas con señalizaciones y con los carteles preceptivos para evitar que se produzcan accidentes", señala Ángel López, responsable de Comunicación de la Real Federación Española de Caza. "Nosotros pagamos la licencia de los cotos y avisamos con antelación a la Administración, que es quien nos autoriza", añade.
"Nadie puede pasar"
Y va más allá al reordar que "en un coto privado o en una propiedad privada nadie puede pasar por allí, vaya en moto, en bici o andando, siempre y cuando no exista una servidumbre de paso o camino público". Eso sí, en la Federación denuncian que la gente coloque trampas en el monte y considera que "si esto es delito debe ser juzgado y condenado".
A pesar de la proliferación de estas trampas en los caminos "la gente es reacia a denunciar (a la Guardia Civil y al Seprona) porque cree que no vale para mucho o porque es fin de semana. La gente suele hacer fotos, retira las trampas y lo denuncia en los foros de mountain bike y a través de las redes sociales", señala José Manuel.
Por su parte, la Asociación Internacional de Bicicletas de Montaña (Internacional Mountain Bicycling Association España) anima a los ciclistas a denunciar. "Tenemos contacto con el Seprona y denunciamos de forma generalizada, pero siempre es mejor denunciar un hecho concreto cuando ocurre", apunta su vicepresidente Víctor Tarodo. "El problema es que es muy difícil coger al que hace estas salvajadas".
Para muchos, la bicicleta de montaña ha dejado de ser un deporte en el que se disfruta del aire libre para pasar a convertirse en un deporte de riesgo. Y no por la peligrosidad de los caminos ni por la velocidad a la que bajan por las prolongadas pendientes ni por la complejidad de las rutas. El verdadero peligro para los aficionados a este deporte son las trampas que se encuentran en los caminos.
No es una práctica generalizada, pero cada vez son más los casos en los que se denuncia la aparición de estas trampas en senderos y caminos. Muchas de ellas tienen el objetivo de dificultar el paso, de provocar averías en las bicicletas -también en motos y quads-, pinchazos o rotura de radios, pero algunas pueden llegar a causar lesiones más graves a los ciclistas.
Maderas con clavos enterradas en el suelo, alambres colocados estratégicamente entre árbol y árbol -en algunas ocasiones a la altura del cuello-, piedras ocultas para provocar impactos e incluso barras de metal semienterradas en la tierra son algunas de estas supuestas trampas, potencialmente peligrosas para los ciclistas pero también para cualquier persona que disfrute de un paseo por la montaña o caminos rurales. "Es incomprensible que haya gente que se dedique a poner trampas que puedan hacer tanto daño a una persona", señala Jorge Torres, un aficionado a la bicicleta de montaña.
"En Galicia me he encontrado tablas con clavos en punta en lugares estratégicos y muy ocultos. La lluvia está sacando en los últimos días algunas de las que permanecían enterradas", señala José Manuel, miembro del club DHG de Sarriá. "Lo peor es que muchas aparecen por caminos en los que va cualquiera, desde el que quiere hacer enduro, MTB o simplemente pasear con su bicicleta".
La federación, al margen
"En los últimos meses he tenido constancia de más quejas de lo habitual por parte de los compañeros", reconoce Jorge, que se siente un "afortunado" por no haberlo sufrido en primera persona.
En la Federación Española de Ciclismo reconocen que es un problema que sufren los aficionados al mountain bike que no participan en competiciones controladas: "No sabemos nada de estos casos porque nosotros nos centramos en competiciones en circuitos cerrados", aseguran.
Hay quienes señalan que el aumento de trampas en los montes se debe a una lucha entre los cazadores y los propios ciclistas. "Algunos se meten en cotos privados de caza o fincas privadas, y ahí es donde aparecen los problemas, pero yo si veo un cartel de prohibido el paso no lo hago. No sé si otros lo harán, pero yo prefiero evitarlo por precaución", señala José Manuel.
Los cazadores, por su parte, se limitan a defender que actúan "siempre como dice la ley". "Indicamos las zonas con señalizaciones y con los carteles preceptivos para evitar que se produzcan accidentes", señala Ángel López, responsable de Comunicación de la Real Federación Española de Caza. "Nosotros pagamos la licencia de los cotos y avisamos con antelación a la Administración, que es quien nos autoriza", añade.
"Nadie puede pasar"
Y va más allá al reordar que "en un coto privado o en una propiedad privada nadie puede pasar por allí, vaya en moto, en bici o andando, siempre y cuando no exista una servidumbre de paso o camino público". Eso sí, en la Federación denuncian que la gente coloque trampas en el monte y considera que "si esto es delito debe ser juzgado y condenado".
A pesar de la proliferación de estas trampas en los caminos "la gente es reacia a denunciar (a la Guardia Civil y al Seprona) porque cree que no vale para mucho o porque es fin de semana. La gente suele hacer fotos, retira las trampas y lo denuncia en los foros de mountain bike y a través de las redes sociales", señala José Manuel.
Por su parte, la Asociación Internacional de Bicicletas de Montaña (Internacional Mountain Bicycling Association España) anima a los ciclistas a denunciar. "Tenemos contacto con el Seprona y denunciamos de forma generalizada, pero siempre es mejor denunciar un hecho concreto cuando ocurre", apunta su vicepresidente Víctor Tarodo. "El problema es que es muy difícil coger al que hace estas salvajadas".
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