Sabiñánigo-Castiello de Jaca
En este tramo, comenzar a beber entre Jaca y Sabiñánigo. A partir de aquí ir alternando agua sola y agua con bebida isotónica.
Este tramo tiene una alta complejidad debido a la aglomeración de cicloturistas, más que por la orografía del terreno. Nada más salir del Polígono industrial donde tiene lugar la salida, se toma un desvío hacia la izquierda para acceder a la variante de Sabiñánigo. Se va con muchas prisas, porque se quieren adelantar posiciones y el colega con el que has venido se pierde en un mar de bicicletas.
Una vez que nos incorporamos a una carretera ancha y con buen asfalto, tenemos unos pocos kilómetros hasta que nos adentremos en la localidad de Sabiñánigo.
Los primeros comienzos son en sentido descendente para con un tobogán afrontar el primer repecho. En condiciones normales se agarraría, pero debido al rebufo de los pelotones y la frescura de piernas…se vuela. Los nervios son evidentes entre muchos participantes y cualquier maniobra extraña puede provocar una caída. No mires el pulsómetro porque te asustarás.
Una vez coronado, el primer repecho de la jornada, son unos kilómetros con un desnivel favorable y la velocidad se hace vertiginosa.
Llegamos a la entrada de Sabiñánigo, para lo que hay que hacer un giro a derechas bastante acentuado. La carretera se estrecha y se hace un embudo. Ojo con “las cruzadas”. Se pasa de ir a más de 40 km/h a casi tener que parar, para tomar la curva con garantías debido a la gran cantidad de ciclistas.
Los primeros pelotones van ocupando, casi en su totalidad, toda la calzada. Según van transcurriendo los minutos y el polígono escupe cicloturistas, el riesgo va decreciendo así como la velocidad, salvo algún despistado que va haciendo una contrarreloj porque se ha dormido.
Una vez que entramos en la localidad Sabiñánigo, la gente empieza a ocupar las aceras y lados de la carretera. Llegará un momento en el que mires hacia donde mires, sólo verás gente y oirás gritos. Al llegar al centro urbano, encontraremos una rotonda que tomaremos a izquierdas. Tomamos una calle estrecha, con pendiente negativa y a mucha, mucha velocidad. Si de repente escuchas tu nombre o una voz familiar…no te vuelvas porque la podrías liar parda, como se suele decir.
Una vez que dejamos a la izquierda la estación de tren y autobuses, abandonamos Sabiñánigo y se ensancha un poco más la carretera. El terreno es ligeramente ascendente, aunque a ti no te lo parezca ese día. Son unos pocos kilómetros, hasta que nos acercamos a la general de Jaca. Unos quinientos metros antes de la incorporación, ya pica bastante el terreno.
Tenemos aproximadamente quince kilómetros hasta llegar a Jaca. La mitad de ellos son un terreno que pica hacia arriba y la otra mitad, son muy favorables. Los pelotones son muy grandes y se ocupa toda la carretera, arcenes incluidos. Suele haber algún coche apartado en el arcén, por lo que se producen numerosos frenazos para esquivarlos. Debido a la tensión, los nervios, la aglomeración y la velocidad, suelen acabar todo en alguna montonera. Como siempre son una lotería, pero si evitas los frenazos bruscos, contribuirás a reducir el riesgo. Por ejemplo, en la edición del pasado año en este tramo di con mis huesos en el suelo.
Al llegar a lo que sería la entrada a Jaca Sur, nosotros continuamos dirección Francia. Otro repecho de unos quinientos metros con carril de vehículos lentos. Por supuesto, el plato grande se ha quedado soldado de salida.
Los últimos pelotones de la cicloturista ruedan con mucha menos tensión debido a que son grupos mucho menos numerosos. Pelotones de veinte ciclistas, treinta, en fila de dos… Tienen escapatoria a ambos lados, y los vehículos estacionados en los arcenes no les afectan.
Nos habíamos quedado coronando el repecho. Tendremos escasamente un par de kilómetros y a continuación viene una bajada peligrosísima de un kilómetro con un porcentaje negativo que rondará el 8%-10%. Por encima de la marcha se encuentra un puente que está abarrotado de gente que se agolpa para saludar. Déjate de soltar las manos para decir adiós o hacer la ola porque te puede costar muy caro. Es mejor dejar distancia entre unos y otros y no perder de vista a los de delante. Una vez termina la bajada, tenemos un falso llano, picando siempre hacia arriba, hasta llegar a Castiello de Jaca.
Castiello de Jaca- Alto Somport
Para el alto del Somport deberías haberte bebido los dos bidones. Para en el avituallamiento que hay a un kilómetro de coronar y llenar los dos bidones (uno con agua y otro con Isotónica)
Al paso por Villanúa o un poco más tarde, tomar un gel o plátano con agua.
La cicloturista atraviesa el pueblecito de Castiello de Jaca y nada más pasar por debajo de un puente que soporta el paso del ferrocarril, tenemos un repecho más serio en el que se van seleccionando los pelotones. Es lo suficientemente exigente como para quitar plato. No es muy largo, pero es de los que van dejando muescas en las piernas. Cuando te pasen la factura, subiendo por las viseras del Portalet, aparecerá en la lista de “tenías que haber quitado plato”.
A continuación viene un falso llano para afrontar enseguida otro repecho más largo pero más tendido que el anterior. Una vez superado el desnivel, tenemos unos kilómetros bastante favorables hasta la localidad de Villanúa. Inclusive alcanzaremos velocidad elevada una vez dejado el desvío que nos llevaría a Aratores.
Atravesaremos la localidad de Villanúa y nada más salir empieza a picar en sentido ascendente, pero muy ligeramente hasta alcanzar el cartel que indica que abandonamos el pueblo. Justo en ese momento empieza el encadenamiento de dos toboganes. Es como si fueses a circular por encima de un camello gigante, y remontases una joroba tras otra. No tienen mucha complicación debido a la velocidad que se alcanza en los descensos de cada “joroba”. Cuando llegas al siguiente tobogán subes casi por inercia. Una vez que desciendes el segundo de los desniveles, atravesaremos un túnel de muy corta distancia, el cual nos va a dar la bienvenida a un valle mucho más cerrado y sombrío. Aprovecha para respirar porque se acaba lo bueno. Nos estamos acercando a Canfranc-pueblo. Otro repecho con carril de vehículos lentos lo suficientemente prolongado como para ir seleccionando más los pelotones. Si quieres un consejo, levanta el pie si vas subiendo incómodo en el grupo que vas. Es tontería que sufras inútilmente porque es un anticipo al primer casting serio que vendrá no tardando mucho.
Cuando terminamos de atravesar Canfranc-pueblo, sigue picando la carretera hasta que veamos que empieza en una de sus amplias curvas, un carril de vehículos lentos. Estarás subiendo el repecho que lleva al Torreón de Fusileros. Un nombre muy apropiado para la cita porque a más de uno lo van a fusilar en ese punto. Por supuesto, olvídate de subir a plato, salvo que quieras entrar en función autodestrucción.
El porcentaje alcanzará cerca del 10% y en este punto se hace la primera criba seria.
Si hasta este punto has subido los distintos repechos y toboganes sin dificultad, y sin demasiados agobios, te interesa sufrir un poco en este punto porque te llevará el grupo unos kilómetros.
Si por el contrario has tenido que sufrir más de la cuenta hasta llegar aquí, habrás gastado demasiadas balas porque aquí te quedarás del grupo y “herido”.
Una vez superado el Torreón de fusileros, nos acercamos al pueblo de Canfranc-estación. La primera parte del pueblo pica bastante. Cuando llegamos a la altura de la estación del ferrocarril, puedes recuperar algo ya que se relaja el asunto bastante. Se atraviesa el pueblo y la carretera va girando con una amplia curva hacia la derecha. Aquí es donde realmente comienza lo que llamamos puerto de montaña. Tienes once kilómetros por delante para hacer el primer test. Hasta el kilómetro 669, que lo verás en una placa a la derecha del arcén, es soportable. A partir de este punto empieza la parte más dura con un porcentaje medio del 8% y que además te lo indicará para que no se te olvide. Tienes tres kilómetros hasta la curva de Rioseta, bastante duros, donde no afloja la pendiente. Al llegar a dicha curva, la carretera nos da un pequeño respiro. Pero muy pequeño porque enseguida tenemos otro punto duro hasta alcanzar el Puente del Ruso.
En seguida llegaremos a lo que sería un stop en coche, para desviarnos a Candanchú estación. Aquí tenemos una pendiente negativa, para respirar y recuperar, antes de entrar en la calle central donde encontraremos el primer avituallamiento de la jornada. Uno de los más suculentos de la jornada. A partir de aquí te queda el último kilómetro con una carretera estrecha y sinuosa. Flanqueada por la ladera de la montaña a la izquierda y el quitamiedos a la derecha. Un paisaje espectacular. Según te vayas acercando a la cima del puerto, la gente se empezará a aglomerar a ambos lados de la carretera y ya no sabrás si estás en una cicloturista, en la Vuelta a España o Tour de Francia.
Alto del Somport-Escot
Al finalizar la bajada del Somport, al paso por Sarrance que se encuentra antes de Escot, comer medio plátano y un gel.
En este trayecto vas a encontrar las dificultades propias de cualquier descenso. En un principio te vas a encontrar con ocho kilómetros de carretera muy sinuosa y algún bache parcheado. Las primeras curvas son muy peligrosas por su grado de angulación y la fuerte pendiente. Te encontrarás giros de ciento ochenta grados en más de una curva. Aunque te encontrarás voluntarios de la organización, advirtiéndote del peligro, mira con el rabillo del ojo algún camicace que baja como si estuviese toda la carretera para él. La mitad de estos ocho primeros kilómetros de descenso, son abiertos y carretera más bien ancha. La otra mitad, se estrecha bastante y entramos en zona boscosa, con curvas y contra curvas. Es zona sombría y es muy posible que a primeras horas esté el suelo mojado. Llegará un punto en el que verás a lo largo del descenso, un muro bajo de piedra. Al otro lado se encuentra un barranco y al fondo un río. Ten mucho cuidado en toda esta zona. La última zona de curvas pronunciadas te llevarán al empalme de la carretera que viene del túnel del Somport. Una vez en la general, entrarás en otra carretera algo más ancha (de momento). Luego volverás a entrar en una zona muy peligrosa, con un precipicio a la izquierda “protegido” por muros de piedra. La carretera es muy fácil que se encuentre mojada debido a manantiales que brotan de las paredes que se encuentran a la derecha, por lo que hacen aún más complicado el descenso. Llega un punto en el que se vuelve a ensanchar bastante y el asfalto se encuentra en mucho mejor estado. Todo esto hasta llegar a la localidad de Urdós, donde se estrecha muchísimo la carretera al paso por el pueblo. Nos queda poco de bajada y pronto empezarán los llanos y algún que otro repecho, pero de poca importancia. Aquí se hacen pelotones gigantescos, y es donde tienes que aprovechar para comer y beber. Llegará un momento, en el que se abre bastante la carretera y entrarás en un amplio valle. Estarás acercándote a Bedous. En seguida te darás cuenta, por la gran cantidad de casitas que verás a ambos lados de la carretera.
Según te vayas acercando a Bedous, verás al fondo algo que hará que te empiecen a picar las piernas. Es un repecho largo y duro, que aún se hace más exigente después de haber relajado tanto la musculatura. Ten cuidado al paso por el centro del pueblo porque hay algún agujero propio del alcantarillado. (Este trayecto ha sido suprimido al bordear el pueblo en una nueva variante).
Pasado o bordeado el pueblo, algún pequeño tobogán nos llevará a la localidad de Sarrance. Disfruta de lo poco que te queda hasta llegar a Escot. Cuando veas ante tus ojos un arco enorme a modo de viaducto, que atraviesa la carretera de lado a lado, estarás a punto de tomar el desvío hacia Escot. La carretera hasta este punto no es que fuese muy ancha, pero al entrar en el desvío a Escot, se estrecha muchísimo. La velocidad es muy alta hasta el desvío, porque vendrás de una zona favorable, por lo que cuidado que se reduce como si te quitasen un carril. La entrada se encuentra a la derecha y es un repecho corto pero muy duro. No tendrás problema, porque la mitad del mismo lo subirás por la inercia que traías. Ya habrás llegado casi al ecuador de la marcha. Llevarás noventa y nueve kilómetros y te quedan ciento seis. Los más duros.
Una vez mas, gracias Chema por tu calaboracion con este blog.
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