Después de 40 días lloviendo, por fin
salió el sol, y como lo prometido es deuda, aquí está la crónica de la segunda
parte de las zonas nuevas del “Soplao”, que realizo Eduardo González,
(exciclista profesional y segundo clasificado en el “Soplao”).
Como es habitual en él, el articulo esta
realizado con todo detalle, para intentar ser de utilidad a todos aquellos que
no conocen esta zona de prueba.
---------------------------------------------------------------------------Desde el Puente de la Punvieja doy inicio a la ruta. En este punto es donde, tras el descenso desde Ventavieja, tradicionalmente se giraba a la derecha para encarar la subida al Moral por Juzmeana. En la nueva versión de la ya mítica marcha cicloturista se gira a la izquierda para ir a Correpoco, evitando de esta manera el encuentro de participantes que se venia dando en el tramo Juzmeana, donde coincidían ciclistas en ambos sentidos.
Para analizar la nueva parte final voy a dividirla en dos tramos: Llendelmozó y Moscadoiro.
LLENDELMOZÓ.
Tras la bajada de los Tojos y hasta llegar al pueblo de Correpoco encontramos un tramo de carretera ideal para alimentarnos y avituallarnos, “solo” nos quedan 35 kilómetros pero van a tener “tela”, y sin combustible, en Moscadoiro podemos escuchar los cantos de las “Anjanas” sugestionándonos a desfallecer en las duras rampas.
Una vez en Correpoco encontramos una corta zona empinada entre casas solariegas, que nos va a adentrar en un histórico camino denominado de “Los Foramontanos” con varios siglos de historia entre sus piedras.
Este tramo a vista de perfil no es muy duro, pero en la práctica tiene zonas de piedras de tamaño grande, en las que hay que tirar de brazos para colocar e impulsar la bici y poder sortear el pedregal, sobre todo en las rampas ascendentes. Llegando al final de la angosta cambera, encontraremos en una zona boscosa, una pequeña sorpresa: barro. Son diez metros escasos, pero las ruedas se hunden hasta las “trancas”. Poco después avistamos las primeras casas y damos a una pista ancha donde comenzamos un rápido descenso a Renedo de Cabuérniga.
MOSCADOIRO.
Vaya guinda para esta gran tarta, Moscadoiro. Sin apenas tiempo de tomar aire tras el rápido descenso, nos topamos con una pared. Porcentajes km a km:
Km 1, pendiente media del 14.2 %.
Km 2, pendiente media del 11.6 %.
Km 3, pendiente media del 13.6 %.
Km 4, pendiente media del 9.3 %.
Y el último 1.6 km , pendiente media 5.6%.
Total 5.6 km a 10.33% de media, si no he errado los cálculos. Y pendiente máxima que vi en el GPS mientras subía: 27%. Visto así suena aplastante.
detallemos la ascensión:
Yo la divido en dos partes, en los tres primeros kilómetros aproximadamente encontramos las rampas más duras, todas ellas de hormigón lo que permite pedalear de pie y cabe destacar que siempre después de una rampa dura encontramos un pequeño descanso (en alguno de ellos se desciende incluso); eso sí, las rampas son duras. La peor la del 27 % la encontramos cerca del final de este primer tramo.
El segundo tramo, lo identifico con un pequeño giro que se hace a la izquierda. A partir de aquí vamos por terreno más rugoso, pero que poco a poco vemos como el porcentaje se hace más liviano, hasta que en la parte final donde transitamos junto a un pinar se convierte en un falso llano. Lo malo de este tramo, son un par de pedregales que a estas alturas ponen la puntilla.
En resumen, una ascensión con un comienzo explosivo, con una segunda parte más llevadera en cuanto a pendiente se refiere, pero con un terreno rugoso e incomodo que va a requerir de las fuerzas que en muchos casos habrán quedado en el camino.
Una vez llegados al alto ya está casi todo hecho, y digo casi porque por el camino aun siendo todo bajada, encontraremos un par de repechillos, que nos van a dejar olvidarnos del dolor de piernas que llevamos. La bajada en si, sin complicaciones; pista ancha y curvas no muy conflictivas para llegar a Ruente y de aquí hasta Cabezón, siete kilómetros de carretera para encontrar nuestro merecido premio: acabar el Soplao.
¡Suerte a tod@s!
Una vez más, muchas gracias a Eduardo por su colaboración.
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