jueves, 14 de febrero de 2013

"MI TITAN DESERT" CAPITULO-5


Ø  ¿Y cómo fueron las carreras?

Como os decía, fueron seis etapas, cada una de ellas con su singular tipología y desarrollo. A continuación os relato, de forma lo más resumida que me ha sido posible, pero con un mínimo de detalle, las cosas que me parecen de interés, más ciertas anécdotas curiosas, una a una:

Ø  Primera etapa:

La primera etapa estuvo marcada por las dunas. Contra todo tópico - al menos el que yo mismo tenía en mí cabeza - las zonas desérticas no son sólo arena y dunas, y resulta que en algunas extensiones ni siquiera son mayoritariamente de arena. De hecho, esta etapa se desarrolló en un punto muy concreto -  Merzouga – porque es donde se localiza un “lentejón” de dunas de unos 30 km de largo por un ancho variable de 10 a 5 km. Las atravesamos por la parte estrecha, y debo decir que son simplemente majestuosas. Es como perderte dentro de un mar embravecido, pero con gigantescas olas de arena. Sólo por ver esto ya mereció la pena bajar a Marruecos, os lo aseguro.

Eso sí, las dichosas dunas son muy duras de pasar. Milton Ramos, con la Fat-bike, las atravesó sobre la bici como un tiro. Nosotros, como lagartijas, arrastrándonos. Los chavales de los pueblos cercanos nos siguieron en motos y en bicis por las dunas, sin demasiados problemas, por cierto. El que sabe, sabe. Se lo pasaron bomba.

Después de las dunas vinieron kilómetros de pistas para rodar bien. A Milton lo fundieron. Mucha rueda para poder ir rápido, a pesar de que, nada más salir de las dunas, les dio presión de aire a tope. Luis Leao Pinto y Heras le dieron una pasada - que se puede ver a ojo de helicóptero en los resúmenes  - que casi le arrancaron el bidón y una zapatilla.
 
 

A medida que nos adentramos en las pistas por zonas más interiores comenzamos a ver a las primeras familias nómadas, dedicadas al pastoreo de unas ovejas negras y peludas. Viven en casas, más o menos ruinosas - realmente son más bien chozas - que amplían con jaimas adicionales. Los críos, normalmente varios y de edades cortas y muy cercanas, se agarraban de la mano y nos miran como si estuvieran viendo algo absurdo, tanto en el aspecto como en el sentido. Lo entiendo, ver gente mayor, extrañamente vestida, y haciendo extrañas cosas tiene su aquel.

Luego, vinieron las primeras zonas de campo través que hicimos, duras de rodar porque estaban llenas de piedra menuda. Y así hasta la llegada al segundo avituallamiento, situado en un punto alto, donde unos simpáticos chavales estuvieron intentando vendernos dromedarios hechos a mano – no llevábamos dinero - y alucinaron con las bicicletas. Las sopesaban, y las comparaban con las suyas, que parecían las de nuestros padres.

Continuaba la etapa con una bajada larga por senderos y más pistas, bordeando un par de poblados, hasta llegar de nuevo al mismo punto de salida.

La etapa se recortó de los más de 100 kilómetros hasta los setenta y pico a consecuencia de una tormenta de arena del día anterior. Nosotros hicimos la jornada intentando cuadrar ritmos y con la filosofía de no pasarnos de la raya, porque había que aguantar otros cinco días. Llegamos bastante bien, relajados, y estábamos a media tabla.
 
Por cierto, que al Llegar al campamento nos encontramos con la debacle: Chisco había fisurado el cuadro de la bici a la altura de la inserción de la tija del sillín. Desaliento total, pensando en que se había acabado la cosa antes de empezar. Pero lo que él no contaba es que estaba entre varios ingenieros. Cinta americana, unas bridas, conocimientos básicos de resistencia de materiales, y el cuadro revalorizado de golpe. Aguantó perfectamente los cinco días restantes. Cada vez que le preguntábamos ¿retocamos las bridas?, él nos respondía ¡ni la toquéis, que va como Dios!.

Bien, bien, y, además, mira tú por donde, estábamos segundos en la general de Corporate a quince minutos por detrás del equipo Pharmaton y a otros quince por delante del Zurich.
 
El miercoles 20, nos contara la segunda etapa.

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